Con casi 100 canales en ocho plataformas, Fameplay TV se enfrentaba a un duro techo: la audiencia en lengua checa alcanza un máximo de unos 10 millones de espectadores, lo que limita el potencial de ingresos. Al mismo tiempo, los costes tradicionales de traducción y doblaje eran prohibitivos y amenazaban con paralizar la producción o forzar cancelaciones de programas. Además, la disparidad de herramientas de transcripción, traducción y doblaje creaba cuellos de botella en el flujo de trabajo y corría el riesgo de sufrir retrasos.